domingo, 18 de enero de 2009

Hablando de cuentos....

LA CURIOSIDAD DE UN CABALLERO
Bajo la llama de la tempestad resurgió un humilde caballero, nacido libre en una
ciudad muy lejana llena de árboles con gigantes ramas llamados ilusiones, donde la
pena se cobijaba en una cueva, donde las nubes tenían cosquillas, donde había un señor
muy grande llamado corazón, donde se comían golosinas de alegría , donde estabas
refugiado de todos los villanos o monstruos que pudieran existir, fue un día de
madrugada cuando decidió subir a la montaña más alta para contemplar la luna
anduvo horas y horas hasta llegar a la cima, necesitaba verla tan cerca que hasta sentía
que podía tocarla, en lo alto de la cima encontró una puerta, asustado se preguntó de
que se trataría si debería tocarla, recorrió el pomo con su mano, pero no se atrevía a
abrirla , la observó de arriba a abajo, y se sentó justo delante con la duda de que habría
detrás, durante horas estuvo pensando en quién podría haberla colocado allí, si real-
mente alguien lo conocía y se la había colocado allí o simplemente se trataba de una
casualidad , después se levantó, suspiro, posó su mano en el pomo y lo giró, al otro lado
estaba oscuro, no se veía nada, así que introdujo la cabeza y preguntó si allí había al-
guien , pero nadie le contestó, conmovido por la curiosidad se introdujo de pies a cabeza
en la oscuridad de aquella puerta , ando unos pasos y a la que se quiso dar cuenta la
puerta se cerró, el caballero asustado intentó volverla a abrir pero no era posible
empezó a golpearla e incluso se quedo con el pomo en la mano, tampoco le
sirvieron los berridos, así que después de tantos intentos por salir de aquella oscuridad
decidió sentarse con la espalda apoyada en la puerta, y con la cabeza metida entre sus
rodillas, el caballero empezó a recordar lo que hasta hace poco había visto, lo que había
dejado de contemplar en aquel momento por prestar atención a la puerta, la luna la
había tenido tan cerca...Perdido entre el silencio y el recuerdo, escucho una voz :
-No me temas, solo quiero que me conozcas- dijo aquella voz triste y apagada.
-¿Quién eres? ¿Porqué no me dejas irme?- preguntaba el caballero.
La voz no le contestó, el caballero se levantó y intentó a tientas buscar de donde
provenía aquella voz, pero todo fue inútil, así que en su silencio y con la sonrisa perdida
se volvió a sentar de espaldas a la puerta. Miles de pensamientos fluían sobre su cabeza,
arrepentido por su curiosidad, maldiciendo su suerte por encontrarse ante la nada, solo.
Así pues pasaban las horas, se acordaba de su familia, de sus amigos los cuales le
hacían recordar gratos recuerdos, fue entonces cuando brotaron de sus ojos lágrimas de
cristal, hasta quedar dormido.
De repente, se encendió una luz a lo lejos impactando sobre sus ojos la cual lo despertó,
el se levantó y siguió el camino de la luz que lo llevó justo delante de otro puerta.
Asombrado la observaba, y se preguntaba el porqué de todo aquello. La voz triste
volvió a hablarle:
-Debes de seguir detrás de esa puerta, o de lo contrario te quedarás conmigo para
siempre- le decía.
-¿Pero quién eres? ¿Porqué estoy aquí?- le preguntaba el caballero.
-Soy tu amiga, la cual no conocías, tu amiga soledad-contestó la voz.
Sin mediar palabra el caballero abrió la puerta y se introdujo sin destino a saber donde,
y así fue como atravesó la puerta y apareció en una humilde cabaña:
-¿Dónde estoy? ¿Hay alguien aquí?- preguntaba el caballero mientras merodeaba por la
cabaña y se arrimaba a la chimenea que aún desprendía calor. De repente se abrió la
puerta y apareció un perro:
-Tu debes de ser el amigo de soledad ¿me equivocó?- preguntó el perro. El caballero
anonadado y ante el perro parlante se desmayó, pero poco duró su perdida de
conocimiento y despertó bajo los lametones del perro.
-Estaba soñando, dime que no es verdad que tu hablas -dijo el caballero.
-Te equivocas amigo, hablo y por los codos, has venido aquí para ayudarme- contestó el
perro.
-¿Para ayudarte? ¿A qué? No entiendo nada, me encuentro casi un día entero a oscuras y
de repente luego me encuentro aquí ante un perro que habla, esto es de locos, quiero
volver a mi reino- decía el caballero enfadado.
-Antes de volver tienes un camino pendiente, y en ese camino estoy yo, así que
acompañadme-añadió el perro.
Salieron de la cabaña y se dirigieron por una senda llena de piedras, a su alrededor se
encontraban las cenizas de lo que allí había sembrado un incendio, a lo lejos se divisaba
lo único verde que quedaba de aquella zona, una pequeña hectárea de margaritas. Se
pararon justo delante de ellas:
-Como has podido comprobar, lo único que queda con vida soy yo, y estas margaritas,
hace poco vivimos un terrible incendio que destruyó todo lo que tenía a su paso, desde
entonces cuidó de estas pequeñas flores y ellas cuidan de mí- contaba el perro.
-Yo bueno, lo siento mucho pero ¿Qué pinto yo en todo esto?-preguntaba el caballero.
-¿Tu no eres caballero? ¿Tu no vienes de un maravilloso reino? ¿Ves aquella montaña
de allí?- preguntaba el perro mientras miraba la cima de una montaña a unos 10
kilómetros de distancia.
-Si fui coronado caballero, y si que veo la montaña ¿Por qué me lo preguntas?-contestó.
-Todos los días subo la montaña, pues es allí en el único sitio que queda agua, aquí
apenas llueve, y necesito agua para mis margaritas y para poder hacer crecer todo de
nuevo-comentaba el perro.
-Un momento, ¿Pretendes que suba a la montaña para traerte agua? Esto es el colmo-
decía el caballero.
-Bueno en parte...-decía el perro.
-Un momento, no puedes obligarlo a subir allí arriba en contra de su voluntad- se
entrometió una voz muy juvenil. El perro se acercó junto a las margaritas y empezó a
hablar con una de ellas:
-Haber Marga, ya se que no puedo obligarlo-decía el perro.
-¿Las margaritas hablan? Estoy alucinando-decía el caballero.
-Si bueno siento no habértelo dicho, mis margaritas tienen vida propia-comentaba el
canino.
-Si y nos no lo has presentado, acércate joven- decía una de ellas, mientras el caballero
se acercaba-pero ten cuidado no nos chafes, y no nos preguntes nada del amor que de
eso ya estamos cansadas-añadió la margarita. El caballero reía junto a ellas, mientras las
acariciaba.
-Vaya pues el joven este tiene muy buena planta, verás joven resulta que el perro este ya
chochea, y no puede seguir subiendo a la cima todos los días, y nosotras bueno, si no
bebemos agua día tras día pues...-decía Marga.
-Si os entiendo, pero ¿Cómo bajo el agua de allí todos los días?-contestó el caballero.
-No te preocupes por eso, a las seis en punto sonará tu despertador, te levantarás y te
acercarás justo detrás de la cabaña donde dispongo de una carretilla llena de botellas,
cubos, y todo lo que necesitas, sé que es un trabajo duró, pero yo estoy muy débil para
continuar con ello-decía el perro. Así fue entonces como el perro y el caballero
volvieron a la cabaña, el perro le preparó un exquisito manjar y cuando fueron las diez
en punto de la noche el caballero se metió en su cama.
Al día siguiente sonó el despertador a las seis en punto como el perro ya le había
avisado, el caballero cogió la carretilla y se dispuso hacía su largo trayecto en busca del
agua para sobrevivir, no obstante llegó cuando anochecía, se dirigió a las margaritas a
las cuales regó, las cuales agradecidas le regalaban canciones mientras las mojaba.
Cuando volvió a la cabaña, el perro tenía preparada la cena, fue entonces cuando el
caballero tuvo una gran idea:
-He pensado que necesitamos más agua, que debería subir un par de veces al día,
levantarme más pronto para volver a repoblar el bosque-decía entusiasmado.
-¿Estas seguro de ello? créeme hoy es tu primer día pero cuando lleves varios, te
cansarás y no te levantarás-contestó el perro.
-Confía en mí-añadió el caballero.
Al terminar la cena se fueron a dormir, el caballero cambió la hora del despertador y lo
puso a las cuatro en punto. Agotado se durmió, y cuando sonó el despertador se puso en
pie como un soldado, armó la carretilla de miles de botellas y fue así como emprendió
su segundo viaje hacía la cima, cuando volvió se dirigió a las margaritas las cuales
volvió a regar, después vacio la carretilla y la volvió a llenar de botellas y otra vez
rumbo hacía la montaña, ya de noche y cuando volvió de su quinto viaje de la montaña
se dispuso a regar las zonas quemadas. Fue así como pasaron los días, hasta que una
mañana no sonó el despertador, cuando el caballero despertó miró la hora y vio que eran
cerca de las diez, se levantó buscando a el perro parlante, el cual estaba sentado junto a
la mesa tomando un cuenco de leche:
-Me he dormido, ¿Por qué no me has despertado?-preguntaba al perro.
-No te has dormido, yo quite el despertador- contestó.
-¿Por qué? No quiero que se mueran las margaritas-decía el caballero.
-Ha ocurrido algo grande, esta noche a llovido, ven acompáñame-decía el perro
mientras abría la puerta de la cabaña. El caballero tras el, salió al exterior, tras observar
a su alrededor se quedó con la boca abierta de ver lo que había sucedido. Había crecido
el césped y las flores, volvía a tener color y vida todo aquello que hasta la noche
anterior había estado muerto.
-Todo ello gracias a ti-decía el perro mientras le daba su pata. El caballero abrazó al
perro y comenzó a llorar de alegría y de ver que su esfuerzo había ayudado a renacer la
vida de muchos seres vivos. Fue a visitar las margaritas las cuales radiaban de alegría, e
incluso por el camino se cruzó con una liebre la cual le guiño un ojo, paseó junto al
perro hasta el anochecer fue entonces cuando al llegar a la cabaña encontró otra puerta:
-Creo que es el momento de que la abras-le dijo el perro. El caballero abrazó al perro y
le dio un beso mientras le susurraba al oído que algún día se volverían a ver. Así que
decidido a abrir la tercera puerta y justo cuando iba a girar el pomo se giró miró al perro
y le preguntó:
-¿Sabes no me dijiste tu nombre?-
El perro le contestó:
-Soy tu amigo, tu amigo voluntad-
El caballero giró el pomo y se metió tras la puerta, cayó en un agujero negro el cual le
hizo perder el conocimiento. Algo lo despertó, fue entonces cuando una luz cegaba sus
ojos, se encontraba en su cama, la cual tanto había anhelado, de repente alguien entraba
por la habitación, se trataba de su padre:
-Venga Samuel, has de levantarte o llegarás tarde-le decía.
El caballero desorientado por lo sucedido y recordando lo pasado se asomó por la
ventana con una gran sonrisa, abrazó a su padre y bajó por las escaleras como un rayo
para ver a su madre la cual le preparaba el desayuno cada mañana. Así fue como el
caballero tuvo presente su historia durante el resto de sus días, llegando a ser el rey del
reino.

No hay comentarios: